Rojo esperanza
Independiente le ganó 1-0 a Argentinos en La Paternal, sumó su
tercera victoria consecutiva y se escapó del descenso, por lo menos
hasta que jueguen Quilmes y San Lorenzo, que cayó. El gol de cabeza de
Velázquez derrumbó al Bicho.
Diez partidos, diez lunes en los que el hincha de Independiente no
quiso mirar el diario, en los que le esquivó a la tabla de los
promedios, en los que cambió cada canal que le hablara del presente de
su cuadro. Pero siempre que llovió paró, la agonía se terminó. Y el
infierno en el que vivía el Diablo, un ratito, se volvió cielo: el Rojo
ganó 1-0 en La Paternal y se escapó de la zona de descenso.
Independiente disfruta de la onda Tolo, del espíritu pero también del juego que recuperó Gallego desde su llegada. El equipo fue a la Paternal a buscar su tercera victoria consecutiva y la consiguió con esfuerzo: se fajó en el primer tiempo, con un esquema conservador y solidario en el mediocampo, con un Farías aislado en la delantera. Resistió los movimientos de los dos puntas de Argentinos, Anangonó y Figueroa. Y, en la segunda parte, golpeó cuando tuvo la oportunidad...
El Rojo salió del vestuario más decidido que su rival y, luego de un par de aproximaciones, pegó el grito: Velázquez saltó más arriba que todos y puso el 1-0. Después, Independiente defendió la ventaja con la solidez defensiva que impregnó Gallego desde su llegada, contradictoria con el paladar histórico de los de Avellaneda pero, tal vez, apropiada para los momentos de apremio. Con un par de escapadas de Vidal y Villafáñez, el Rojo terminó con la pelota lejos de su arco, ante un Argentinos que no tuvo conexión entre sus líneas y dependió de las individualidades de sus delanteros.
Argentinos, al revés que su rival, acumuló su cuarto partido sin victorias: poco juego para los de Astrada. En cambio, Independiente sumó el tercer triunfo consecutivo, se escapó del descenso por lo menos hasta que jueguen Quilmes y San Lorenzo (si ganan, lo pasan) e, importante, consolidó la idea de Gallego: un equipo solidario, con garra, y con buenos pasajes en ofensiva. Un equipo que, este lunes, les permitirá disfrutar a sus hinchas…
Fuente : Olé
Independiente disfruta de la onda Tolo, del espíritu pero también del juego que recuperó Gallego desde su llegada. El equipo fue a la Paternal a buscar su tercera victoria consecutiva y la consiguió con esfuerzo: se fajó en el primer tiempo, con un esquema conservador y solidario en el mediocampo, con un Farías aislado en la delantera. Resistió los movimientos de los dos puntas de Argentinos, Anangonó y Figueroa. Y, en la segunda parte, golpeó cuando tuvo la oportunidad...
El Rojo salió del vestuario más decidido que su rival y, luego de un par de aproximaciones, pegó el grito: Velázquez saltó más arriba que todos y puso el 1-0. Después, Independiente defendió la ventaja con la solidez defensiva que impregnó Gallego desde su llegada, contradictoria con el paladar histórico de los de Avellaneda pero, tal vez, apropiada para los momentos de apremio. Con un par de escapadas de Vidal y Villafáñez, el Rojo terminó con la pelota lejos de su arco, ante un Argentinos que no tuvo conexión entre sus líneas y dependió de las individualidades de sus delanteros.
Argentinos, al revés que su rival, acumuló su cuarto partido sin victorias: poco juego para los de Astrada. En cambio, Independiente sumó el tercer triunfo consecutivo, se escapó del descenso por lo menos hasta que jueguen Quilmes y San Lorenzo (si ganan, lo pasan) e, importante, consolidó la idea de Gallego: un equipo solidario, con garra, y con buenos pasajes en ofensiva. Un equipo que, este lunes, les permitirá disfrutar a sus hinchas…
Fuente : Olé
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